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Mostrando entradas de junio, 2013

"EL MUNDO Y SUS DEMONIOS" un ejemplo para meditar

«En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca». Supongamos que yo le hago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historias de dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad! —Enséñemelo —me dice usted. Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacías y un triciclo viejo, pero el dragón no está. —¿Dónde está el dragón? —me pregunta. —Oh, está aquí —contesto yo moviendo la mano vagamente—. Me olvidé de decir que es un dragón invisible. Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón. —Buena idea —replico—, pero este dragón flota en el aire. Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible. —Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor. Sugiere pintar con spray el dragón para hacerlo visible. —Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se le

ASTRÓNOMO DE LA NASA FOTOGRAFÍA VOLCANES DESDE EL ESPACIO

Imagen
No es Marte, ni la Luna, ni Saturno: es el querido planeta Tierra, aunque visto "desde arriba" se nos antoje extraño. Gracias a cámaras fotográficas instaladas en sofisticados aparatos que flotan dentro de la órbita terrestre (desde satélites artificiales hasta estaciones espaciales) es posible advertir cómo luce, de lejos, el globo terráqueo. Así vemos, de una manera sorprendentemente distinta, las cosas  que desde aquí nos lucen cotidianas. Aqu una imágen de volcán, en plena erupción. Lo interesante en esta foto no es tanto la perspectiva, de por sí inusual para un ser humano común, sino el aspecto casi "extraterrestre", mágico, y hasta apacible de estos titanes de fuego, lava y cenizas.

EL UNIVERSO EN UNA CÁSCARA DE NUEZ

EL HUECO DE DIOS EN LA NATURALEZA No es nada nuevo o revolucionario, pero si lo dice una persona mediática como Stephen Hawking, entonces hay jaleo. El científico británico tiene nuevo libro de divulgación, y en él comenta que no hace falta un dios para crear el universo conocido, conclusión que nos parece bastante obvia a bastantes personas, muy a pesar del clero. Desde que el hombre intenta comprender el mundo en que vive, siempre ha habido un hueco para los dioses: exactamente el hueco que deja sin cubrir el conocimiento que se tiene de la naturaleza. Hace cuatro mil, dos mil, o mil años, los dioses eran quienes levantaban el Sol por las mañanas y la Luna por la noche, y quienes provocaban tormentas, truenos y desastres cuando no se le sacrificaban cincuenta vírgenes. Quienes crearon el mundo y a los seres vivos que luego caprichosamente aniquilaban en masa, los que concedían descendencia, y se llevaban la vida a voluntad. Pero llegó la época del conocimiento científico. Y d