Cuento corto para esos que no creen en nada
LA REUNION ESPIRITISTA Aníbal estaba muy nervioso. Se lo notaba muy triste, a él, un tipo siempre de buen humor, que hacía chistes y gozaba de la vida como pocos. Aníbal le confió a un compañero de bochas que no conseguía recuperarse de la muerte de su esposa. Y ya había pasado un año. Odiaba reconocerlo, le dijo, pero la extrañaba mucho. Su amigo, que practicaba el espiritismo desde joven, le sugirió que fuera a una reunión y tratara de conectarse con ella para ver cómo lo pasaba. Ahora, con las piernas flojas, estaba tocando el timbre en esa vieja casona de San Telmo. Una mujer vestida con falda larga y flores en el pelo acudió a abrir y lo hizo pasar a la sala donde ya se encontraban reunidas cuatro personas. Serían en total seis alrededor de una mesa redonda. Todo anduvo bien. Aníbal pudo hablar con Catalina. Ella también lo extrañaba y quería volver. La reunión terminó con alguno que otro llanto, abrazos entre los concurrentes y despedidas cordiales. Aníbal fue a su casa. Se sentí...