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Mostrando entradas de mayo, 2019
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La tecnología del “big data” y las redes sociales han destruido la democracia Uno de los grandes peligros de los avances científicos o tecnológicos es que pueden dejar obsoletos los mecanismos de control y hasta las mismísimas leyes que permiten la convivencia y la misma democracia. Y estos riesgos, lejos de ser futuribles de la ciencia ficción, muy desgraciadamente ya se han hecho peligrosa realidad. En la siguiente y más que impactante charla la reportera de investigación inglesa  Carole Cadwalladr  muestra como se puede condicionar el voto de los ciudadanos mediante las nuevas tecnologías de la comunicación, el uso del  “big data”  y la absoluta opacidad de las grandes corporaciones inventoras de las redes sociales. Todo un ejercicio de manipulación masiva, capaz de evadir todas las leyes en las que se basan los sistemas electorales de los países occidentales, delitos que no sólo están quedando impunes sino que están destruyendo hasta sus cimientos al mismísimo proces
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La psiquiatría debe romper las cadenas de la religión Mientras que la medicina en todas sus ramas ha conseguido (no sin un esfuerzo ímprobo) liberarse de las ataduras del oscurantismo supersticioso en todas sus variantes, la psiquiatría muy desgraciadamente sigue a día de hoy subordinada a esa secular superstición que es la religión. Porque mientras en la actualidad no hay ninguna de las enfermedades del cuerpo que se imagine al margen de la medicina moderna y sus métodos científicos, resulta que una de las más graves patologías mentales (puesto que alcanza niveles de pandemia mundial) no sólo se considera que se encuentra al margen de la ciencia, sino que además se entiende que lejos de ser una enfermedad es un ideal al que todos deberíamos aspirar. Así, si se trata profesionalmente y se medica rápida y adecuadamente a cualquier individuo que se cree Supermán, Napoleón o Cleopatra, ¿porqué no se hace lo propio  con aquellos que dicen ser la reencarnación del hijo de la Zarz
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Menos cárceles y más neuropsiquiatría, ¡que estamos en el siglo XXI! La neuropsiquiatría lleva décadas demoliendo el erróneo concepto del libre albedrío, una entelequia sin base racional alguna derivada de la Filosofía y la Teología de nuestro más remoto y supersticioso pasado, que en aras de una supuesta exclusividad humana supone (en contra de todo el conocimiento científico actual por cierto) que esos monos con poco pelo y mucha cabeza que somos los (mal llamados en muchas ocasiones) sapiens tomamos nuestras decisiones libres de ningún condicionante, sea este interno o externo. Y esta creencia, más que irracional, termina derivando en muchas ocasiones en un inútil y más que prescindible sufrimiento para muchas personas y en un importante costo económico que bien pudiera ahorrarse la sociedad en su conjunto. Porque al igual que cuando la Medicina, hace ya un par de siglos, abandonó supersticiones varias y obtuvo su más que innegable éxito a la hora de diagnosticar los males