EL INVESTIGADOR: SU PROPIO COBAYO
La confianza del investigador en sus propios resultados Los científicos dedican su vida a descubrir la realidad, rodeados de sus tubos de ensayo, sus cultivos celulares y sus más que útiles animales de experimentación. Sin embargo, a veces hay que traspasar los límites del siempre aséptico mundo del laboratorio, para poder validar esa hipótesis científica en la que se lleva años trabajando, aún a riesgo incluso de la propia vida. Y el caso que les relato a continuación tiene todos los ingredientes para un buen argumento cinematográfico. Pero primero les pongo en antecedentes. En 1981 un joven médico residente de “Royal Perth Hospital” australiano, el Dr. Marshall empieza a colaborar con un patólogo de ese mismo hospital, el Dr. Warren estudiando pacientes con úlcera gástrica. Descubren que la bacteria H. pylori se encontraba asociada a las biopsias de estómago de los enfermos, un órgano que hasta ese momento se suponía libre de patógenos por su más que es...