UN INCREÍBLE RELATO DE MONTERROSO

Los CDC estadounidenses agonizan, así que vayan preparándose para lo peor

La prestigiosa revista “The Lancet” acaba de publicar un demoledor editorial contra el desmantelamiento por parte de la administración Trump de los CDC estadounidenses, uno de los principales pilares de sanidad pública a nivel global. Y sin ellos, los EEUU serán incapaces de controlar la actual pandemia con el más que previsible resultado de convertirse en el reservorio mundial del peligroso coronavirus haciendo casi inútiles los esfuerzos de las demás naciones, so pena de levantar una cuarentena perpetua hacia el gigante norteamericano.

Les dejo con la traducción al castellano del mencionado editorial.

La pandemia de COVID-19 continúa empeorando en los EEUU con 1,3 millones de casos y una cifra estimada de muertes de 80.684 hasta el 12 de mayo. Los estados que inicialmente fueron los más afectados, como Nueva York y Nueva Jersey, han frenado la tasa de infecciones y muertes después de la implementación de 2 meses de confinamiento. Sin embargo, la aparición de nuevos brotes en Minnesota, donde la orden de quedarse en casa se levantará a mediados de mayo, e Iowa, que no promulgó ninguna restricción sobre el movimiento o el comercio, ha provocado nuevas dudas acerca de la inconsistente e incoherente respuesta nacional a la crisis de COVID-19.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, la agencia insignia para la salud pública del país, ha visto minimizado su papel y se han convertido en un asesor ineficaz y nominal en la respuesta para contener la propagación del virus. La tensa relación entre los CDC y el gobierno federal quedó al descubierto cuando, según The Washington Post, Deborah Birx, directora del grupo operativo COVID-19 de EEUU y exdirectora de la División Global de VIH/SIDA de los CDC, puso en duda los datos de mortalidad y casos de COVID-19 de los CDC al decir: “No hay nada de los CDC en que pueda confiar”. Esta es una declaración poco útil, pero también una acusación impactante de una agencia que alguna vez fue considerada como el centro de referencia para la detección y el control global de enfermedades. ¿Cómo una agencia que fue el primer referente para muchas autoridades de salud de otros países que se enfrentaban a una amenaza de salud pública se convirtió en algo  tan mal preparado para proteger la salud pública?

En las décadas posteriores a su fundación en 1946, los CDC se convirtieron en un pilar nacional de salud pública mundialmente respetado. Capacitó a cuadros de epidemiólogos listos para ser desplegados en los EEUU y en el extranjero. Los científicos de los CDC han ayudado a descubrir nuevos virus y desarrollar pruebas precisas para ellos. El apoyo de los CDC fue fundamental para ayudar a la OMS a erradicar la viruela. Sin embargo, la financiación a los CDC durante mucho tiempo ha estado sujeta a políticas conservadoras que han erosionado cada vez más la capacidad de la agencia para organizar respuestas de salud pública eficaces basadas en la evidencia. En la década de 1980, la administración Reagan se resistió a proporcionar el presupuesto suficiente que los CDC necesitaban para combatir la crisis del VIH/SIDA. El gobierno de George W. Bush impuso restricciones a la programación de prevención del VIH y de salud reproductiva a nivel mundial y nacional.

La administración Trump ha reducido aún más la capacidad de los CDC para combatir enfermedades infecciosas. El personal de los CDC en China fue eliminado cuando el último oficial restante de los CDC fue devuelto a casa desde China en julio de 2019, dejando un vacío cuando surgió la COVID-19. En una conferencia de prensa del 25 de febrero, Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, advirtió a los ciudadanos estadounidenses que se prepararan para restricciones importantes en la movilidad y en la vida cotidiana. Posteriormente, Messonnier ya no apareció más en las sesiones informativas de la Casa Blanca sobre la COVID-19. Más recientemente, la administración Trump ha cuestionado las pautas que los CDC han proporcionado. Estas acciones han socavado el liderazgo de los CDC y su trabajo durante la pandemia de COVID-19.

No hay duda de que los CDC han cometido errores, especialmente en las pruebas de detección durante las primeras etapas de la pandemia. La agencia estaba tan convencida de que había contenido el virus que retuvo el control de todas las pruebas de diagnóstico para el virus SARS-CoV-2, pero a continuación el 12 de febrero admitió que los CDC habían desarrollado kits de detección defectuosos. EEUU aún no puede proporcionar la infraestructura básica de vigilancia o pruebas de laboratorio necesarias para combatir la pandemia de COVID-19.

Pero castigar a la agencia marginándola y entorpeciéndola no es la solución. La Administración está obsesionada con las balas mágicas: vacunas, nuevos medicamentos o la esperanza de que el virus simplemente desaparezca. Pero solo un firme apoyo en los principios básicos de salud pública, como el análisis, el rastreo y el aislamiento, hará que la emergencia llegue a su fin, y esto requiere de una agencia nacional de salud pública efectiva. Los CDC necesitan un director que pueda proporcionar liderazgo sin la amenaza de ser silenciado y que tenga la capacidad técnica para liderar el complicado esfuerzo actual.

La erosión por parte de la administración Trump de los CDC dañará la cooperación global en ciencia y salud pública, como está tratando de hacer al eliminar la financiación a la OMS. Se necesita un CDC fuerte para responder a las amenazas de salud pública, tanto nacionales como internacionales, y para ayudar a prevenir la próxima inevitable pandemia. Los estadounidenses deben poner en enero de 2021 un presidente en la Casa Blanca, que comprenda que la salud pública no debe guiarse por la política partidista.

En resumen, vayan preparándose para lo peor si tenemos que esperar al próximo presidente de los EEUU para contener la pandemia en su propio territorio y dejar de torpedear la labor de la OMS en los países del Tercer Mundo ¡apañados vamos!.