EL FABULOSO TRILOBITES MARCIANO

El trilobites marciano


trilobites marciano
Es una noticia que en los últimos días se ha movido por los laboratorios de biología evolutiva. A principios del año que viene la NASA, en rueda de prensa, lo hará oficial: la nave Curiosity ha identificado una roca en la que aparece incrustado algo que los expertos certifican, con una altísima probabilidad, como un fósil de trilobites.
Sabíamos que el momento llegaría; ese día en el que algunas de las naves o de los artefactos que los científicos han creado, identificara alguna forma de vida fuera de la Tierra. Marte es buen un candidato, pero no el único. Algunas lunas de Júpiter o Saturno, como por ejemplo Europa o Titán, también son buenos candidatos a albergar alguna forma de vida. Pero al hablar de vida en esos lugares se pensaba en formas microscópicas, quizás bacterias capaces de obtener energía a partir de materiales inorgánicos, como por ejemplo el azufre o el hidrógeno, y de respirar compuestos diferentes al oxígeno. Organismos que pueden fijar carbono y quizás realizar algún tipo de fotosíntesis. También se había considerado la posibilidad de que alguna de las sondas y telescopios que rastrean el cielo encontrasen algún planeta con propiedades compatibles con la vida y con una química que hiciese posible pensar en que quizás alguna forma de vida podría residir en ellos. Pero esa posibilidad, aun existiendo, es altamente improbable, especialmente en nuestro entorno más cercano. Tanto es así que la primera consideración que se ha de tener en cuenta ante la aparición de un microorganismo en una sonda espacial o en un meteorito es la de la contaminación con formas de vida terrestre.
Pero este caso es mucho más difícil de explicar. No se trata de un microorganismo que la nave haya transportado desde la Tierra, es un fósil de un tamaño apreciable y que, como es fácil de entender, nadie ha colocado allí. Las primeras hipótesis apuntaban hacia una roca que, por la erosión, había adoptado la forma que recordaba un trilobites. Sin embargo, a pesar de que no se posee la muestra, las imágenes y los análisis realizados al fósil dejar lugar a pocas dudas. Así lo ha confirmado el que quizá sea el mayor experto en trilobites, Richard Fortey: “cuando recibí las imágenes pensé que alguien me estaba gastando una broma, pero tras analizar todos los datos no me queda ninguna duda, se trata de algún tipo de trilobites como el que habitó nuestros mares hace varios cientos de millones de años”.
Todos los indicios recogidos hasta la fecha parecen indicar que en la superficie de Marte hubo agua en algún momento, pero la presencia de fósiles de organismos acuáticos demuestra que no solamente hubo agua, sino que en ella se desarrolló la vida. Y además indica que la vida que allí existió guarda similitud con la encontrada en la Tierra, con lo que sería la primera prueba de que los caminos evolutivos pueden ser similares en diversas partes del universo. Además tal y como apunta el biólogo Jerry Coyne, “no podemos descartar que las formas de vida que ahora encontramos en la Tierra procedan de Marte, posibilidad que ya fue apuntada cuando se descubrió el meteorito marciano ALH84001”.
Este descubrimiento alumbrará una nueva estrategia de búsqueda de vida fuera de la Tierra en la segunda década del siglo XXI. La “Mars Science Laboratory”, llamada también Curiosity, no está equipada para el tipo de trabajo que ahora se exige: recoger muestras paleontológicos y enviar algunas de ellas a la Tierra para su estudio. Confiemos en que la NASA siga apostando por este tipo de proyectos que tanto pueden ayudar a entender nuestros orígenes y del entorno que nos rodea.
Gracias a Manuel

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