DÍA DE DARWIN

Con este artículo abrimos una nueva serie titulada “Entendiendo la evolución”, donde repasaremos los aspectos más generales de la biología evolutiva, especialmente las diferentes teorías que pretenden explicar los mecanismos evolutivos, ya sea parcial o globalmente.
La intención es utilizar esta serie para rescatar artículos que publicamos en su día en otros blogs, y que creemos que agrupados aquí junto a nuevas entradas pueden tener gran interés, especialmente para aquellos lectores que provienen de disciplinas ajenas a la biología.
Estrenamos la serie tratando un tema que, lejos de ser conocido por el público en general, suele ser fuente de confusión: la diferencia que existe entre el hecho evolutivo y las teorías que tratan de explicarlo, así como la distinción entre el concepto popular de “teoría” y el significado de este calificativo dentro de la ciencia.
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La evolución es un hecho comprobado más allá de toda duda razonable
Esta frase de F.J.Ayala representa el punto de partida para entender cuál es la situación acual de nuestro conocimiento sobre la biodiversidad y la vida sobre la Tierra.
Y es el punto crucial porque tal manifestación unicamente implica una cosa: sabemos que las poblaciones cambian con el tiempo, originando nuevas especies. Sabemos que éstas  no permanecen inmutables a lo largo de la historia del planeta, sino que surgen y se extinguen, cambiando en mayor o menor medida a lo largo de su estancia en la Tierra.
Las evidencias sobre este hecho son abrumadoras: el registro fósil constata que nunca aparecen todas las especies en el mismo tiempo geológico, sino que se van sucediendo. Por poner un ejemplo, no encontramos fósiles de homínidos de más de 10 millones de años de antiguedad, de igual forma que no encontramos elefentes de hace 200 millones de años ni en la actualidad podemos observar ejemplares vivos de apatosaurios o trilobites. Las especies se van sucediendo a lo largo de la historia de la vida.
Además, las formas fósiles evidencian un tránsito entre especies. Volviendo al caso de los homínidos, los fósiles de Homo sapiens más antiguos tienen rasgos arcaicos, diferentes a los H.sapiens actuales (nosotros), incluso tratándose de la misma especie. En un rango más amplio, conocemos restos fósiles de ballenas que conservan las patas, a medio camino entre los mamíferos terrestres y sus sucesores acuáticos, de dinosaurios con plumas y caracteres intermedios entre éstos y las aves y cientos de otros casos de fósiles transicionales. 
fosilEn la actualidad también podemos observar cambios evolutivos en directo, desde bacterias plantas yvertebrados. Otras disciplinas como la genética y la bioquímica han aportado durante las últimas décadas  nuevas evidencias a nivel molecular sobre la herencia compartida de todos los seres vivos.
La realidad es tan clara que aquellos oscurantistas que se “oponen” a la evolución como si de una creencia se tratara, deben recurrir a absurdos tales como que los fósiles son falsificaciones de los científicos, que los homínidos anteriores al ser humano son mera invención, o que los dinosaurios no están vivos porque no cupieron en el arca de Noé. Todo ello debido a que no existe ninguna prueba para ni siquiera sospechar de la aparición simultánea de todas las especies.
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Una cosa es el hecho y otra el  mecanismo
Entendemos así que con todo este volumen de evidencias, el hecho de que las especies no surgieron todas simultáneamente, sino que van variando y sucediéndose en el tiempo, sea reconocido como algo “más allá de toda duda razonable“.
De hecho, no hay discrepancia alguna en la comunidad científica sobre la existencia de evolución, de igual forma que no la hay sobre el hecho de que la Tierra gire alrededor del sol.
La discusión, activa y enriquecedora, versa sobre cuáles son los mecanismos mediante los que se produce esta evolución, algo muy diferente.
Y este es el segundo punto importante: una cosa es el hecho y otra la explicación de cómo se produce. Por seguir con el mismo ejemplo, el giro de nuestro planeta alrededor del sol es algo comprobado, sobre lo que existe total unanimidad entre los astrónomos. Sin embargo, el mecanismo mediante el cual una enorme bola de 5.974 trillones de toneladas gira a 30 kilómetros por segundo alrededor de otra bola de gas incandescente, es algo más complicado. La teoría de la gravitación universal, o la más moderna teoría relativista de la curvatura del espacio-tiempo tratan de explicar un hecho: el giro de la Tierra.
De igual forma, los biólogos siguen investigando sobre cómo varían las especies y cual es su ritmo de cambio; siguen intentando mejorar la explicación de cómo se produce el hecho evolutivo.
Y aquí cabe hacer hincapié en un tercer punto importante: una teoría científica no tiene el mismo significado que el término vulgar de “teoría”. En un contexto general, una teoría no es más que una posibilidad, una elucubración. Sin embargo, en ciencia, una teoría es mucho más, se trata de un conjunto de explicaciones y leyes basadas en resultados experimentales sólidos. Esto no quiere decir que sea necesariamente cierta, pero es mucho más que una simple ocurrencia explicativa.

Comentarios

  1. Un tema interesante, que ayudará a dar respuesta a muchas inquietudes.

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  2. Un tema interesante, que ayudará a dar respuesta a muchas inquietudes.

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  3. Tenemos todo el sur de USA cristiano fundamentalista que rechaza la evolución, Y ni hablar de millones y millones y millones de musulmanes que también la rechazan. Todo porque sus libros sagrados dicen lo contrario.

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